Todo proyecto es una aventura bajo la cual subyace una hipótesis, una necesidad o, simplemente, una expectativa de progreso. Al margen de la motivación que lo impulse, lo habitual es que detrás de cada uno de ellos aniden ilusiones, esperanzas y deseos de bienestar. Nacen como meras intuiciones que el tiempo y la determinación van madurando hasta convertirlas en ideas deseosas de que alguien las desarrolle y ponga su sentido en evidencia.

De esa manera comenzó a fraguarse en la mente de algunas personas la creación de la Fundación Odón de Buen. Ha pasado tiempo desde entonces y hasta su reciente constitución, su proceso pasó por no pocas vicisitudes, de las cuales quien suscribe ha sido un testigo de excepción. Sin embargo, no es momento éste de evocarlos, sino de congratularse por cómo lo que fuera un remoto anhelo se ha convertido en una incipiente y prometedora realidad.

Como es sabido, la iniciativa para la creación de dicha Institución partió hace unos meses del Ayuntamiento de Zuera y más concretamente de su Alcalde, a quien estamos personalmente agradecidos por el hecho de llevarla a cabo. A los Patronos inicialmente adscritos, se incorporaron recientemente en un acto con carácter de acontecimiento, ocho nuevos miembros procedentes de diferentes ámbitos institucionales  y profesionales, así como una representación de la familia.

Como es fácil de imaginar, el naciente organismo se asienta sobre la figura de Odón de Buen, su obra y su particular manera de entender la vida. El abanico de valores de nuestro distinguido científico constituye una inagotable fuente de inspiración y un poderoso estímulo para seguir apostando por un mundo donde la ciencia y el saber se abran camino y amplíen los horizontes de progreso y entendimiento entre los pueblos.

Al margen de cuál sea el legado, el patrimonio o las razones que impulsan a la creación de las Fundaciones, casi todas ellas tienen como cometido básico, la promoción del conocimiento. Bien sea a través de la investigación, del estudio o la implantación  de buenas prácticas. Conceptos todos ellos inherentes al ideario odoniano. Promover la innovación y el conocimiento para, acto seguido, convertirlo en bienestar, sea éste de carácter cultural, económico o social.

Conviene aclarar

A menudo se asocia el concepto de Fundación con el de Asociación, pero son dos tipos de organización netamente diferenciadas.

La Asociación se caracteriza por un determinado número de personas (socios), físicas o jurídicas, que se agrupan para defender un señalado fin de interés público o privado. Son muy comunes en nuestras sociedades y casi todos nosotros formamos parte de alguna de ellas. Habitualmente se gobiernan por la asamblea de sus asociados a través de Juntas Directivas. Sus recursos básicos proceden fundamentalmente de las cuotas y aportaciones de sus miembros.

Aunque a veces los fines que persiguen las Fundaciones puedan ser en alguna medida equiparables a las de las Asociaciones, ambas difieren netamente en su origen, naturaleza y sobre todo en su sistema de gobierno.

Una fundación puede ser creada por cualquier persona o ente privado o público, como es el caso de la que nos ocupa. Los objetivos que persigue están recogidos en sus estatutos. El promotor o mecenas acostumbra a ser el mismo que, al menos inicialmente, aporta los recursos para que la organización pueda cumplir con sus fines. Es de esta figura de donde emana la capacidad para crear el Órgano de Gobierno de la fundación, que recibe el nombre de Patronato.

Aunque la Fundación Odón de Buen la haya impulsado el Ayuntamiento, es de precisar que el nuevo organismo no es un brazo político de la Corporación Municipal y mucho menos del Equipo que gobierna. Se trata de una organización autónoma sujeta a una normativa específica que persigue unos objetivos propios, diferentes a los del Concejo. El organismo público ante el que tiene que rendir cuentas se llama Protectorado y está integrado en la Comunidad Autónoma, aunque existen organismos similares de rango estatal. El Protectorado se ocupa de velar porque las fundaciones actúen con arreglo a derecho y a la legalidad vigente, en el cumplimiento de los fines para  los que fueron creadas.

No es aventurado afirmar que una Fundación es una Organización no Gubernamental, es decir, una ONG. Aunque en ocasiones, y como ha quedado dicho, sea un organismo de naturaleza pública. Por lo tanto sus objetivos no tienen nada que ver con los que les son propios a un partido político.

El Patronato. El Órgano de Gobierno de las Fundaciones es el Patronato. Se trata de una figura, en cierto modo, equiparable al Consejo de Administración de una empresa o a la Corporación Municipal en un Ayuntamiento. Equiparables, pero no iguales, porque su naturaleza y fines son distintos. Su función es gobernar la Institución con arreglo a los postulados y objetivos que establecen sus estatutos. Planifican la actividad del organismo, buscan recursos y organizan la gestión y administración de los mismos. Finalmente rinden cuentas ante el Protectorado. La ley establece que el Patronato debe convocarse al menos dos veces al año

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