Columbario
Columbario

En los montes de mi pueblo existen centenares de testigos mudos que nos remiten a otras épocas y a otras maneras de entender la vida. Casi siempre se trata de casetas semiderruídas y de parideras en estado de abandono, que en su día formaban parte del sistema económico predominante basado en la agricultura y la ganadería. Entre las múltiples edificaciones que nos encontramos cuando transitamos por los innumerables caminos que atraviesan el término municipal, nos podemos topar con la de esta construcción, que llama la atención por su esbeltez y su singularidad. Se trata de una torre de planta octogonal, con tres cuerpos, en forma troncocónica cuya factura difícilmente podríamos encuadrar dentro de la denominada «arquitectura popular». Aunque los materiales con que fue construída son característicos del entorno, piedra de yeso y ladrillo, al contemplarla se hace evidente la mano de un técnico, tal vez un arquitecto o un buen maestro de obra. En cualquier caso, su estampa no deja indiferente a quien repara en ella. Encajada entre un corral en ruinas y una vivienda rústica, hoy deshabitada, constituye el principal rasgo de identidad de un paraje llamado La Cuenca.

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