Seguramente la calle Mayor es la más nombrada de Zuera, la que históricamente anda más de boca en boca. Y no le faltan razones. Aunque algunos pensemos que no es ni sombra de lo que fue, lo cierto es que en absoluto es una calle cualquiera. En todos los pueblos y ciudades del mundo existen calles, plazas y rincones con poderosas cargas simbólicas. Son las gentes, los acontecimientos, las costumbres y tradiciones quienes van configurando el alma de los espacios en los que discurre nuestra existencia y la de aquellos que nos han precedido.

Al acontecer colectivo que aporta el atributo épico, vamos añadiendo nuestros recuerdos y experiencias personales que han ido quedando adheridos por las esquinas, el interior de las tiendas o las barras y terrazas de los bares. Y junto a los lugares, los momentos, los rostros y las voces. Todos ellos contribuyen a crear y alimentar la nostalgia que en muchos casos nos acompañará por el resto de nuestros días. Encuentros casuales, ansiosas búsquedas, idas y venidas, celebraciones, músicas, retumbar de tambores, procesiones… Todo adquiere un sabor especial en la calle Mayor, una especial resonancia.

Seguramente esto es así porque, de todas las arterias del municipio, es la que contiene mayor carga de identidad. Y ya sabemos que la identidad es aquello que nos distingue y nos hace diferentes, identificables, lo que verdaderamente nos sitúa y dispensa un sitio en el mundo. Con los lugares, en este caso, las calles, ocurre lo mismo. De los cientos o miles que existen en las ciudades, solo reconocemos aquellas que tienen algún significado especial para nosotros. Aquí en Zuera, ni siquiera la Plaza imprime a los acontecimientos la huella que la calle Mayor estampa a cuanto en ella acontece. En la plaza suelen tener lugar eventos festivos o institucionales, transcendentes o lúdicos, pero es en la calle Mayor donde más afloran las emociones y cristaliza la convivencia, auténtico sustrato del tejido de relaciones y afectos. Cuando estamos en la calle Mayor tenemos la sensación de estar en el corazón, en el núcleo identitario del municipio, el lugar donde se viven los momentos de mayor exaltación colectiva y emergen los sentimientos más sublimes.

 

II.La calle Mayor. Lo terrenal y profano

 

Acaban de pavimentar la calle Mayor, a partir de ahora será peatonal. En términos contemporáneos, peatonalizar una calle es liberarla del tráfico, hacer desaparecer los coches y entregarla a los viandantes. La idea es buena y no estaría mal hacerla extensible a otros viales del casco viejo de Zuera. Llevar a cabo la manida «pacificación de las calles», que no solo consiste en peatonalizar, es una decisión política que, como tal, compete al Ayuntamiento. Es la Corporación Local la que tiene la responsabilidad de diseñar el futuro urbanístico del municipio, encargar proyectos, contratar obras y supervisarlas.

Al parecer, en esta ocasión, las obras han desatado cierta polémica tanto en lo que concierne al proceso de ejecución como a los acabados. Del tratamiento aplicado se deduce que el Ayuntamiento ha optado por una alternativa sobria y austera. Algunos dirán que el resultado es ramplón, que dada la idiosincrasia de la calle, bien se merecía algún detalle de nobleza en los materiales, un poco de glamur estético. No en vano, es frecuente que los gobiernos municipales distingan aquellas calles que se consideran más emblemáticas con soleras y mobiliario urbano acordes con su rango simbólico.

Todas las opiniones son respetables y el tiempo nos dirá si la solución adoptada ha sido la adecuada en cuanto al grado de aceptación social, su armonización con el en entorno y su mantenimiento. De momento, su fisonomía ha cambiado y su aspecto ha quedado claramente singularizado. Y hoy sabemos tembién que ha superado “la prueba de carga” de la lluvia torrencial.

 

No menos importante que el capítulo de la pavimentación, que ahí queda, se me antoja el que se abre a continuación, el de su funcionamiento. Cuestiones como los horarios, el acceso a fincas, el tráfico rodado, la ocupación de vía pública, las emergencias, los niveles de tolerancia, etc… Supongo que la regulación de todos estos aspectos será objeto de una ordenanza; pero es solo una opinión, como todo lo demás. También me pregunto, adónde irán los coches que sistemáticamente permanecían aparcados en ella y en la contigua calle de San Pedro. Si es que el proyecto de remodelación de esta última, va adelante. Tal vez sea éste el momento de buscar una alternativa más estructural para el aparcamiento de vehículos, continuar pagando miles de euros para alquilar solares nunca será una buena solución a largo plazo.

La otra cuestión que me parece relevante es el precedente que se ha sentado al llevar a cabo las obras sin imponer contribuciones especiales a las fincas afectadas. Así como sin imputarles el coste que corresponde a las acometidas de agua y vertido que históricamente vienen siendo consideradas de propiedad privada.

En realidad no sé si se trata de un precedente o es un cambio del patrón que va a regir en el conjunto de las calles del municipio y todos  quedaremos  exentos  de ese tipo de gabelas cuando nos llegue el turno. Es evidente que los tiempos cambian y con ellos, la percepción de los acontecimientos y su correspondiente relato. Renunciar a una fuente de ingresos que se considera equitativa y que estaba asumida socialmente por usos y costumbres arraigados da a entender que el Ayuntamiento goza de buena salud económica y financiera. Lo cual, por otra parte, no deja de ser una excelente noticia.

 

III La calle Mayor. Lo nostálgico

 

La relación de establecimientos que exponemos a continuación cabría encajarla en la segunda mitad del siglo XX. Una buena parte de ellos hace tiempo que desaparecieron, pero no faltarán quienes los recuerden. Otros cambiaron de emplazamiento, de nombre o de función y unos pocos permanecen en la actualidad. En un Zuera que todavía no había sido objeto de las grandes transformaciones urbanísticas que comenzaron a partir de los años ochenta, no es difícil imaginar el foco de atracción que ejercía la concentración de tiendas y negocios en aquella calle Mayor. Se les hará a algunos más fácil recordar y a otros, imaginar, si despojamos el casco urbano de algunas de las actuaciones urbanísticas llevadas a cabo las pasadas décadas. Por ejemplo, los barrios de San Juan (Zuera Sur), La Aceña y Las Balsas, el entorno de la Plaza Odón de Buen y el Complejo Deportivo. Y ya, de paso, si prescindimos de supermercados, grandes superficies (Eroski, El Árbol, Dia, Bonárea, Coaliment, etc…) y bazares de procedencia oriental.

 

De sur a norte

  1. Farmacia José Jiménez Lardiés (Trasladada)
  2. Ultramarinos y tejidos, Mercedes Aragón (Desaparecido)
  3. Ferretería Florencio Gómez (Desaparecida)
  4. Bar Aisa ( Antonio y José) (Trasladado)
  5. Peluquería de caballeros (Plácido, después, Salcedo) (Desaparecida)
  6. Verdulería Manuel López/Pascuala Aína (Desaparecida)
  7. Teléfonos. Centralita y cabinas (Pilar Auré, encargada del servicio)

Trabajaron como operadoras, entre otras: Irene Lasheras, Loli Simón, Merche Auré, Marche G. Ansodi,  Mª Pilar Aisa, Carmina y Ana Pérez

  1. Bar Paradís (Chemaro) (Desaparecido)
  2. Ultramarinos (Pablo Laporta) (Desaparecido)
  3. Guarnicionería Paco Val (Desaparecido)
  4. Tejidos Manolo Sancho (Desaparecido)
  5. Carnes Escalona (Jesús y MªLuisa) (Trasladada)
  6. Fotografía (J. Sancho) (Desaparecido)
  7. Ultramarinos Bienzobas -«José y Pilar Sola» – (Desaparecido)
  8. Relojería Garoña (Desaparecida)
  9. Casino (Nicolás Salanova, después Fernando Molina)(Desaparecido)
  10. Quiosco y Mercería -Carmen Morte (Desaparecido)
  11. Carnicería Benedicto Pueyo (Desaparecida)
  12. Bar España (Ramón y Felisa)(Trasladado y desaparecido)
  13. Banco Zaragozano (Esquina plaza) (Desaparecido)
  14. Ultramarinos (Julián y Antonia )(Desaparecido)
  15. Ultramarinos (Tomás y Martina) (Desaparecido)
  16. Pastelería Auré (Arturo y Carmen) (Trasladada)
  17. Carnicería Puyuelo (Sebastián y Paca)
  18. Guarnicionería José Jiménez (Desaparecido)
  19. Dentista (edificio de la Guarnicionería) (Desaparecido)
  20. Peluquería de caballeros Hnos Lafuente (Julio) (Desaparecido)
  21. Flores Seral (MªPilar y Germán)
  22. Practicante (Mayor,50)(M. Lafuente) (Desaparecido)
  23. Peluquería de señoras Elvira Lafuente (Mayor, 50) (Desaparecido)
  24. Calzados Cuartero (Rosa Mari) (Desaparecido)
  25. Bar La Espiga. Antes verdulería (Carmelo y Antonia) (Desaparecido)
  26. Bar Benidorm (Félix, Pilar, Dorita) Después, Merbelle
  27. Merbelle (J.Rayuela) (Desaparecido)
  28. Casa Relancio (Paz Pérez)   (Recientemente   desaparecido)
  29. Confitería. Después, Ultramarinos (Antonio y María) (Desaparecido)
  30. Caja de la Inmaculada (Desaparecido)
  31. Bar Moderno (Familia Arribas).Después, «El catalán» (Antonio y María) (Desaparecido)
  32. Muebles Piedrafita (Chon) (Desaparecido)
  33. Alimentación (Spar) (Rosa y José Piedrafita)
  34. Estanco Lastrada (Miguel y Rosa)
  35. (Cine Coliseo Cine Viejo (Duarte y Antonina)  (Desaparecido)
  36. Pub 2001 (Juanjo)           (Desaparecido)
  37. Banco de Vizcaya (Desaparecido)
  38. Taller de reparación de radios (M. Arqué) (Desaparecido)
  39. Cafetería- Discoteca Darazu (Eloy, Miguel, Jesús)
  40. Carnicería Lasheras (José (Desaparecido)
  41. J. Boutique (M. J. Simón)  (Desaparecido)
  42. Consultorio médico (Trasladado, hoy Centro de Salud)
  43. Mercadillo
    1. Pescadería Longarón
    2. Repostería ( M.Cobos)
    3. Alimentación (E. Salcedo)
    4. Panadería (Agustina)
    5. Pollería (Teresa LLuch)
  44. Taberna (Manolo Learte) (Desaparecida)
  45. Fotografía (Cuenca/Sancho) (Desaparecido)
  46. Deportes Góriz (E. Marcén y Macipe) (Desaparecido)
  47. Agencia local de Extensión Agraria (Desaparecida)
  48. Peluquería de señoras Cheles Padilla (Desaparecida)

 

PD

  1. Aunque la calle Mayor acoja todavía una presencia notable del pequeño comercio, algunos de los que otrora contribuían a hacerla verdaderamente peculiar han ido desapareciendo El casco urbano se ha expandido  y las grandes superficies y supermercados hace tiempo que le asentaron un duro golpe. Hoy la mayor parte de las tiendas y negocios abren sus puertas al público desde afuera. Antes, era frecuente que lo hicieran desde el interior porque muchos de ellos estaban instalados en las casas de sus dueños. No es un detalle menor porque cuando los establecimientos cerraban sus puertas, los propietarios continuaban ahí y seguían formando parte del paisaje. Ahora, por el contrario, la mayor parte de las personas que regentan establecimientos desaparecen tras el horario de cierre y esta circunstancia hace a la calle, en cierto modo, más impersonal.

 

  1. Probablemente habrá omisiones en la relación de establecimientos que mencionamos, pero todos los negocios que aparecen reseñados existieron dentro de la etapa histórica a la cual nos referimos: la segunda mitad del siglo Hemos tomado como referencia inicial los años cincuenta, aunque algunos de los que se mencionan existían con anterioridad.

 Mele AragónBar EspañaAntonio Ferrer y Julio Lafuente

 

 

 

 

 

Carnicería Lasheras

 

 

 

 

 

 

 

 

 

IV La calle Mayor. El fututo

Ya se verá.

 

 

 

 

 

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