Silvia Pérez Cruz
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=Ak6rwWQYqts
Salió al escenario como si tal cosa, sin presentación ni preámbulo alguno. Pero cogió el micro y, a cappella, presentó sus credenciales. Todo era cierto.
Silvia Pérez Cruz posee una voz vibrante, cálida y envolvente, que te llega al corazón sin contemplaciones. Brota de su garganta con una naturalidad y una fluidez semejante a la de los manantiales que salpican el Pirineo, esos que nos invitan a beber o, cuanto menos, a detenernos y refrescarnos las manos y la cara.
Nunca había visto en directo a una cantante que se adentrara por registros más diferentes y que de todos saliera de manera tan sobresaliente. Habaneras, fados, bossa-nova, flamenco…Silvia P.Cruz posee unas facultades difíciles de describir y que pueden convertirla con el tiempo en una auténtica diva de la canción. De hecho al escucharla es difícil no evocar a otras grandes de la música contemporánea, especialmente las portuguesas, Dulce Pontes, Misia…, tal vez por esa sensación que a los profanos nos produce el fado: que parece que siempre suena igual. Pero no es lo mismo, Silvia es si cabe, más virtuosa con su voz, aunque a veces, a mi juicio, abusa de arabescos y filigranas.
Compareció asistida por cuatro músicos amigos -y digo lo de amigos por el cálido trato que les deparó en todo momento-, buenos profesionales, de cuya mano se adentró por caminos de fusión, a veces poco explorados, pero en los cuales ella parecía sentirse muy a gusto.
Creo que en un momento dado, Silvia P. Cruz tendrá que optar entre ella y el público. Es decir, entre pasárselo bien ella y sus amigos, como si estuviera pasando la tarde en el estudio de su casa, o entregarse a la audiencia. Una audiencia que anoche sin duda disfrutó e incluso se quedó encandilada por el talento y el virtuosismo de la artista, pero que también se percató de que podía haber disfrutado mucho más si los arreglos, el repertorio y la propia puesta en escena hubiesen propiciado una mejor simbiosis entre el escenario y el tendido.
Pero lo dicho: vale la pena verla y escucharla.