Así como no he visto nunca claro las críticas al Ayuntamiento por el hecho de que en el municipio exista un determinado número de personas en paro, porque no es función primordial de las Corporaciones Locales el crear empleo, sí me parecen muy justificadas todas aquellas que le hacen responsable de la mala gestión de los recursos públicos y las potencialidades del municipio.
Cualquier mediano observador de la vida municipal ha podido advertir cómo a lo largo de los últimos años, concretamente desde que gobierna el PP, Zuera se ha ido empobreciendo, no sólo económicamente, de lo cual no tengo inconveniente en otorgarle la mayor responsabilidad a la crisis, sino muy especialmente en todo aquel empuje que, procedente de la casa consistorial, otorgaba vitalidad al municipio. Dejo la tarea de pormenorizar a aquellas personas que viven más de cerca la actividad política. Simplemente diré que esa relajación, esa falta de vigor afecta a todo el marco de actuación de las áreas de gestión del ayuntamiento. No en vano, el origen del problema, está en quienes lo gobiernan y dirigen.
En estos momentos Zuera tiene un gran problema de índole institucional, del cual, me atrevo a decir se derivan todos los demás. Ya se sabe que en cualquier sistema de gestión, sea público o privado, institucional o empresarial, cuanto más arriba anida la incompetencia, mayor es el perjuicio y los daños que se derivan para el sistema. En este caso al estar localizada la anomalía en el vértice de la pirámide, sus ramificaciones invaden todo la estructura.
Para poder solucionar este problema, primero es menester que pueda ser visualizado socialmente. Es decir, que exista una conciencia clara de que existe, y de que nos afecta y perjudica nuestros comunes intereses. Solo de esta manera podrán activarse las medidas correctoras que la situación exige. Si así fuera, enseguida nos daríamos cuenta de que hablamos de cuestiones que no pueden ser solventadas con cualquier tipo de analgésico o antibiótico. Y mucho menos, con paños calientes. Efectivamente, es cuestión de cirugía. Es decir, de urnas.