El Odón de Buen

Lo viejo, lo nuevo y lo imperecedero

A principios del pasado mes de enero se puso en funcionamiento el nuevo colegio público Odón de Buen. Siempre que se crea un equipamiento o servicio público del tipo que sea, el marco de los derechos ciudadanos se ensancha y crece nuestro sentimiento de dignidad. Cuando además se trata, como en este caso, de un colegio que viene a dar el relevo a una venerable instalación cargada de valor simbólico, el momento adquiere carácter de gran acontecimiento. Así creo que lo ha entendido la Comunidad Educativa del Centro que, a la espera del feliz acabado del patio de recreo y de la inauguración que la ocasión  merece, se han implicado en la puesta en marcha del nuevo centro con  ejemplar sentido de la responsabilidad. Una actitud digna de admiración.

Quisiéramos también desde estas líneas, trasladar nuestro reconocimiento al Equipo de Gobierno Municipal. Tras prácticamente tres lustros de parón, ha conseguido llevar a buen puerto una instalación cuyo proyecto comenzó a gestarse hace casi dos décadas. Con él gana particularmente la Comunidad educativa del Odón, pero es el municipio de Zuera en su conjunto el que verdaderamente sale beneficiado con la nueva instalación. Así que todos estamos de enhorabuena.

Recientemente tuve la oportunidad de visitar, junto a algunos compañeros de nuestro Centro de Estudios, el interior del nuevo colegio. Amablemente conducidos por Jorge, su Director, y Arancha, la Jefa de estudios, recorrimos sus instalaciones y pudimos comprobar in situ todos aquellos aspectos que van a posibilitar una transformación rotunda en la manera de impartir las clases y de llevar a cabo una labor pedagógica acorde con los tiempos que vivimos. No solamente todo es nuevo, sino también moderno, es decir, contemporáneo. Ninguno de los dos miembros de la dirección podía ocultar su satisfacción y su alegría por la extraordinaria  experiencia que estaban viviendo desde que llevaron a cabo el traslado desde el viejo Odón.

Cuando le preguntamos a Jorge qué cambios sustanciales habían notado entre ambos equipamientos, el edificio nuevo y el viejo, yo pensé que se iría por la electrónica, la digitalización  y la tecnología en general, pero no. Sin restarle la importancia que tiene a lo anterior, vino a remarcar más bien, aspectos de naturaleza física y ambiental: la luz, la climatización, el sonido, la ventilación, los tabiques móviles, los acristalados y, por supuesto, los espacios. Los nuevos espacios que permiten no solo un mayor desahogo, sino abrir nuevos caminos a la creatividad, la co-docencia y a nuevas experiencias de aprendizaje.

Y no le faltaba razón, es verdaderamente toda esa combinación de elementos la que genera sensaciones de bienestar, primero, un renovado estado de ánimo, después y, finalmente, una mirada nueva que es la base de toda innovación y progreso. Aspectos que afectan  a todos los agentes implicados en el funcionamiento del Centro.

En este sentido, capítulo aparte merece lo que será el Patio de recreo. Como es sabido por cuantos siguen la experiencia de cerca, en ese espacio, normalmente una superficie dura y convencional, la Comunidad Educativa del Odón de Buen, es decir, el claustro de profesores, los padres, los alumnos y el personal de mantenimiento y limpieza, todos, están comprometidos desde hace meses, en sacar adelante un modelo de zona de recreo,  relación y aprendizaje que sin duda, puede resultar modélico y exportable a otro tipo de Centros. Un proyecto digno de ser tomado en consideración. Junto a ellos, están activamente involucrados en él, tanto el Ayuntamiento como algunas empresas. Lo cual hace de la operación una experiencia verdaderamente innovadora y merecedora de todo tipo de beneplácitos.

Dentro de ocho años, en  2029, el viejo Odón de Buen cumplirá cien años. No nos da pena que haya tenido que cerrar sus puertas porque había llegado su hora. Estamos seguros de que el prestigio alcanzado como institución pedagógica se ha trasladado íntegramente al nuevo Centro, de la mano de profesores, alumnos y padres y que la carga emblemática que arrastra el simbólico edificio a lo largo de tantos años seguirá habitándolo. Y no debería perderse. Sin prisa, pero sin pausa, urge llenar de nuevos contenidos este noble edificio entre cuyas paredes, a lo largo de casi un siglo,  el aprendizaje y el conocimiento dignificó a miles de zufarienses. Sería una buena manera de continuar mostrando respeto a la figura de su promotor y a los cientos  de maestros y profesores que pasaron por sus aulas y con cuyo trabajo y entrega fueron agigantando su crédito y su reputación.

 

  1. Un equipo de personas del Centro de Estudios Odón de Buen está elaborando en estos momentos, una propuesta sobre los posibles contenidos que en un futuro podría albergar el edificio del antiguo colegio. Cuando esté convenientemente redactada se hará pública y se elevará a la Administración responsable del inmueble, a fin de que pueda ser tomada en consideración.

 

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