Lacónico y enigmático mensaje de desistimiento de una empresa que lo fue, dedicada a la ciclo moción y al buen rollo.
Tras una primera lectura, el cartel no aclara si los dueños del negocio se han quedado sin trabajo o es que no tienen ganas de trabajar. Aunque también podría ser que la misiva estuviese destinada a aquellos clientes inasequibles al desaliento que se resisten a aceptar la defunción del negocio.
Tal vez, ante la falta de alternativas, la clientela que otrora frecuentaba el establecimiento, renuentes a quedar sin servicio, acudía de manera reiterada a las puertas del taller con la esperanza de que sus demandas fueran atendidas.
Si así fuera, habrían sido tales requerimientos los que indujeron a que los titulares del negocio decidieran estampar tan letal comunicado en el frontal de su buzón de correos. Según se mire, adquiere carácter de verdadero epitafio.
A Carlos, con afecto.